domingo, 25 de octubre de 2015

La convertibilidad quince años después.

Suelo pensar que la convertibilidad como esquema de ordenamiento o guía económica no fracasó, sino que fracasamos los argentinos.

En todo esquema económico de control gubernamental siempre hay ganadores y perdedores; grupos de poder que aprovechan las circunstancias y la posibilidad de su información privilegiada para generar un paquete de negocios que no siempre favorecen a un conjunto más amplio, sino que terminan esquilmándolo*. El  manejo de más y mejor información como producto de las cercanías tradicionales a miembros estratégicos del sector público, es una obviedad de la cual ya no hace falta mayor precisión. Esto pasó en convertibilidad dado que esto pasó siempre. Sin embargo lo que no es tan obvio -aunque vulgarmente lo parezca-, es la definición que indica que el fracaso de la convertibilidad se haya debido al esquema convertible mismo.

Si recordamos los principios básicos de ese esquema, vemos que su objetivo fundamental estaba apoyado en la búsqueda por mejorar la productividad de la economía Argentina. En paralelo, como es obvio, mejorar la competitividad sobre la base de un esquema que parangonaba la medida interna con la internacional, y anclaba desde un inicio los parámetros de expectativas en simetría a lo largo del tiempo. Era la primera vez en décadas que los argentinos teníamos la chance de medirnos con las mismas perspectivas y proporciones que el resto del mundo desarrollado, y con ello, poder dar de nosotros en más y mejor libertad. A nuestro ritmo, es cierto, pero corriendo en la misma carrera -si se permite el ejemplo-. La convertibilidad nos abrió las puertas a esa posibilidad.

Lamentablemente, entiendo, no fuimos capaces de aprovechar nuestra oportunidad y nos tranformamos en nuestros propios conspiradores; sindicatos luchando cada vez que veían perder su poder de privilegios monopólicos de representación, transformados de manera paradójica más en garantes del "statu quo tradicional" que en motor del cambio para la mejora y la modernización del trabajo. Instituciones sindicales que en lugar de propender a reorganizar el sistema de incentivos y reclamos bajo los nuevos desafíos, hicieron todo lo posible por obturar el avance de la productividad de los trabajadores públicos y privados. También asistimos a una década en donde el nuevo esquema amenazó a la propia corporación política (de ahí que hoy sea una mala palabra hablar medianamente a favor de poner luz a los aspectos positivos de la convertibilidad), la cual percibía una merma de poder relativo en el novedoso entorno. De esta manera una especie de conspiración de pasillo se transformó en un comportamiento cotidiano, y el objetivo de esos tejes y manejes no estaba orientado a la cualidad y la búsqueda de un nuevo posicionamiento en el nuevo esquema, sino hacia la búsqueda de una retracción a la posibilidad de que el nuevo esquema se desarrolle. Hasta Carlos Ménem -el máximo líder político durante la convertibilidad-, conspiró contra el esquema cuando influyó para no reajustar la simetría del mismo, anteponiendo sus objetivos electorales antes que un objetivo de mayor envergadura institucional. No hay que olvidarlo.

También el sistema educativo se congeló y fue reacio -por no decir reaccionario- a implementar los cambios propuestos, y se negaron antes de hacer todo lo posible para ver si se aggiornaban a la nueva era de la información y la tecnología. Los científicos se quedaron más en la puja política interna y no profundizaron la construcción de redes internacionales de conocimiento desde sus entornos de investigación y las nuevas posibilidades (en los 90 se creó La Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica entre otras secretarías y mecanismos que hoy demuestran que la idea con la cual fueron creadas era fértil). Los empresarios en lugar de aprovechar la oportunidad de actualizar sus equipos y capital gracias a la apertura y la posibilidad de obtener los mismos recursos que sus competidores internacionales a iguales precios, también se abocaron a la opción blanda que implica hacer lobbying en los pasillos públicos para evitar el riesgo de invertir con incertidumbre y competir. De esta forma, ese espíritu de empresarialidad tan deseable y esencial como motor de crecimiento y desarrollo -y que debía haber aparecido en ellos en ese nuevo contexto-, nunca apareció salvo honrosas excepciones mostradas por los nuevos empresarios que el esquema coronó en el sector de los servicios y la información, principalmente.

De esta manera y con otras tantas actitudes similares en diferentes sectores, la respuesta de los argentinos al esquema de convertibilidad resultó ser el principal escollo que tuvo que sortear. Y no fue su abrupto final la consecuencia de haber resistido la "conspiración externa neoliberal con ayuda interna" (como recita en forma permanente la vulgata academicista que analiza ese momento), sino la cruda evidencia que puso a flor de piel la imposibilidad de los argentinos de poder estar a medida de la productividad y el desarrollo de los países mas productivos y desarrollados del planeta. Cruda evidencia que nadie desea ver.

Así, luego de 8 años de ingresos por la vía de inversiones en forma sostenida, cuando el proceso se cerró y el flujo comenzó a revertirse -en parte debido a las expectativas generadas mediante los procesos mencionados más arriba-, bastaron unos meses para que se presente el reposicionamiento del conservadurismo vulgar, y todo retrocedió en lugar de avanzar. Los tradicionales grupos de poder volvieron a controlarlo todo haciendo nuevamente las mieles de una arcaica estructura dominante que debíamos haber superado con el esquema convertible. De esta manera solo devino un cambio parcial que pudo evidenciarse en cierto incremento de la capacidad instalada, que luego de la retracción al final de la convertibilidad, quedaría sobredimensionada para la demanda interna, aunque ahora con el triste agregado de una nueva capa de pobreza acrecentada gracias a la rigidez económica que no pudo absorber las consecuencias de la productividad y modernización de una parte de la economía que se había descalzado. La capacidad instalada en exceso que dejó la convertibilidad también sirvió para empujar un ciclo de consumo durante la década siguiente, agotándose durante el segundo mandato de Cristina Kirchner.

Esa pobreza (camuflada durante el gobierno de Cristina Kirchner gracias al consumo que permitió la abundancia de capacidad instalada ganada durante la convertibilidad) no fue creada por la convertibilidad o efecto de tal esquema, sino por los condicionamientos por nosotros generados. Esa pobreza estructural se profundizó durante la convertibilidad porque no pudimos -no quisimos- aprovechar el abanico de posibilidades diversas y de oportunidades que se presentaron. Pero la convertibilidad posiblemente ha dejado una enseñanza que va más allá de lo estrictamente técnico y económico; los conspiradores más eficientes y malévolos, los causantes de nuestra pobreza y nuestras desdichas, hemos sido nosotros mismos. Los argentinos.


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*para quien escribe estas líneas esas formas no representan negocios sino otro tipo de conducta o procedimiento que podríamos definir como "negociados", que no es lo mismo en los términos de mercado que interpreto, en donde un negocio siempre favorece a todas las partes relacionadas.

lunes, 12 de octubre de 2015

Tecnología, producción y cambio estructural.

Altamente recomendables 50 minutos que nos ponen en contexto sobre los cambios a los que estamos asistiendo. No todo es militancia política, cambio climático y guerras en Oriente Medio.


jueves, 17 de septiembre de 2015

INFLACIÓN


El que inunda el mercado con dinero y piensa que la inflación es una "suba generalizada de precios" (de manual), sostendrá que la causa de la misma se encuentra en el empresario que remarca, el arbitrajista que burbujea el pase de manos y el trabajador que intenta cobrar más por su servicio. De esta manera saldrá a perseguir, regular y controlar a los empresarios, a los arbitrajistas y a los trabajadores, sugiriendo los topes a los que cada uno de ellos puede aspirar. Nunca pensará que debido al exceso de papeles, la abundancia de los mismos es la que provoca que éstos pierdan su valor. Pero el mercado no "piensa", actúa espontáneamente como siempre lo ha hecho, y de esta manera, ante ese contexto, reacciona como lo ha hecho a lo largo de TODA LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD: depreciando su interés por el bien abundante, y orientándolo a otro bien sustituto -similar- pero escaso. En ese sentido puede ser otro medio de cambio y reserva de valor, cuanto que también otros bienes de intercambio que comienzan a ser escasos en términos de esos papeles (a ciencia cierta todos los bienes productivos y producidos comienzan a ser escasos en la medida que los papeles son más y más; hasta el pan se transforma en un bien escaso).

La inflación no es una "suba generalizada de precios" sino la caída inexorable del valor de representación del papel de intercambio, por su abundancia en el mercado. Así, quienes ofrecen cualquier cosa, piden más papeles hoy de los que pedían ayer. Y pedirán más papeles mañana. Como el papel conlleva un número, esa mayor cantidad de papeles montan una nominalidad más grande. Por eso, los idiotas que salen a perseguir remarcadores, trabajadores y arbitrajistas, se quedan tanteando en el nivel de la apariencia del fenómeno (la suba de precios) perdiéndose la esencia del mismo (la pérdida de valor de la moneda por su abundancia relativa). Y terminan creando un mercado general de la escasez. Policíaco por la intervención y las persecuciones, señalando siempre un fantasma nuevo que nunca encuentran.



viernes, 11 de septiembre de 2015

Reestructuración de Deuda y Marginalidad.

¿Le prestarías dinero a una persona a la cual sabes que no podrás hacerle acción legal alguna para cobrarle en caso de que no te pague? Yo no. 



Creo que los únicos que prestan en esas condiciones son esas personas que tienen guardaespaldas y matones a sueldo, que en caso de no pagar te agarran en una esquina y te suben a un auto. Te ponen un trapo en la boca y te llevan a un galpón, en donde te atan a una silla para molerte a palos diciéndote que si no aparece en los próximos días todo el dinero adeudado, la situación se pondrá peor.

Y vos salís de ahí, arrastrándote... Mirando los hermosos edificios de los bancos. Autoflagelándote con la pregunta sobre qué fue lo que hiciste mal que no pudiste calificar en esos lugares para que confíen en ti para prestarte dinero en mejores condiciones. Apenado y dolorido al saber que en la situación que estas afrontando, allí te atenderían con un café para arreglar el pago en caso de no poder hacerlo antes de reventarte la cara a trompadas.

Bueno, te cuento: si continuamos festejando la "patriada" del Ministro Kicillof de ayer en la ONU, vamos a terminar en la desdichada situación planteada en los párrafos anteriores; un país con tendencia permanente a estar endeudado y que no califica para que le presten en los mejores lugares, que termina golpeando las peores puertas para obtener sus recursos. Los peores prestamistas mundiales -que son como ese señor que utiliza a sus matones-, que atienden al grupo de los peores deudores mundiales. Y así, muy voluntaristas y militantes, lo único que habremos logrado es ya no poder calificar para que nos presten en las mejores plazas y en las mejores condiciones.

Espero haber sido claro en el mensaje.


lunes, 8 de junio de 2015

Argentina eliminó la pobreza.

Si congelamos los parámetros con los que se mide una canasta básica a lo largo del tiempo, cuanto más se produzca menos pobreza medirá esa canasta, y es lógico. Un ejemplo; supongamos que congelamos la canasta básica con la que podría definirse una línea de pobreza a principios del siglo XIX, en plena Revolución Industrial. Dicha canasta contendría para una "familia tipo" -4 personas-, algo así como 40 kg de papas al mes, 15 kilogramos de trigo, algunos harapos y vasijas, 20 metros de cuerdas y algunas maderas.

Si dejamos congelado ese parámetro, deberíamos preguntarnos hoy cual es el precio de esa canasta. Y 600 pesos representarían ese consumo. O sea, toda familia cuyos ingresos sobrepasen 600 pesos no debe ser definida como pobre, precisamente porque el indicador así lo establece.

Congelar los bienes de una canasta básica a lo largo del tiempo para medir la pobreza en una sociedad que incrementa su producción, es lo mismo que congelar el parámetro de escala nominal con el cual se ingresa a pagar ganancias en un contexto de inflación. Ambas son formas de estafa; la primera es una estafa intelectual, la segunda es una estafa monetaria.

Cristina Kirchner en la entrega de premios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO- sostuvo que argentina posee menos del 5% de pobreza y 1,27% de indigencia.

Es muy probable que su canasta de medición se remita al antiguo Egipto.

martes, 5 de mayo de 2015

Argentina, Kicillof, el salario y la ganancia.

La natural interpretación de la palabra impuesto nos indica que es una obligación que los ciudadanos tienen para con el Estado -y sus administraciones públicas- para hacer frente a gastos operativos. Normalmente la existencia misma del sistema impositivo no se pone en discusión, porque se da por sentado que forma parte de los ingresos administrativos con los cuales se mejoraran aquellas cosas que son necesarias para el funcionamiento de la sociedad y su producción. De esta manera, a más y mejor funcionamiento y producción, las personas estarán más y mejor predispuestas a aportar este tipo de recaudación. En definitiva: la interpretación común en estado puro deja ver que la percepción de un impuesto es una obligación consensuada, no es un pago forzoso. Durante los últimos años esta percepción ha cambiado en Argentina, y lo ha hecho debido a un impuesto altamente distorsivo y progresivamente voraz para con los asalariados argentinos; el impuesto al salario.

El impuesto al salario indica que un grupo de personas quita a los trabajadores un porcentaje de su pago para devolver en forma de mejores condiciones de trabajo. Conceptualmente es lo mismo que el porcentaje de ganancia que se quita al empresario para brindarle mejores condiciones de infraestructura para que emprenda. ¿Hoy sucede así en Argentina? ¿Las mejoras de las condiciones de los asalariados crecen en la misma proporción con la que crece el impuesto al salario?

El porcentaje de crecimiento que mueve el impuesto al salario avanza en forma acelerada, dado que al elevarse los números por el proceso inflacionario luego de las negociaciones paritarias, los salarios comienzan a entrar en en una escala de un porcentaje de entrega bajo concepto de tal impuesto, que está fija. Al estar fija esa escala, y con inflación -baja o alta, da lo mismo-, SE HA CREADO UNA TRAMPA INFRANQUEABLE PARA EL TRABAJADOR: la escala de ganancias fija, con inflación, es como una gran red que cubre un río a lo ancho y los trabajadores son peces que quedan atrapados siguiendo la inevitable correntada de la suba de precios. Así, año a año más y más trabajadores aportan lo suyo a un fondo que se agiganta sin contraprestación; pasa el tiempo y la red atrapa más y más peces. En febrero de 2015 la AFIP recaudó $ 25.165 millones por el Impuesto a las Ganancias, con un crecimiento del 39,7% frente a 2014. Representó el 23,7% del total recaudado. Este número indica que es más de 10 puntos por sobre la inflación oficial y más de 5 por la medida en consultoras privadas; la red atrapa más peces. En los últimos años pasó de recaudarse $ 9.930 millones en 2006 por Ganancias a personas físicas, a $ 111.220 en 2014, lo que representa el 2,59% del PBI.

La defensa que hace el gobierno indica que solo un 11% de los trabajadores entran en este grupo y que Argentina, comparada con otros países, es la que menos incidencia en impuestos al trabajo tiene basándose en algunos datos de la OCDE.

Según esos datos Argentina es el país de más baja incidencia impositiva sobre el salario bruto con 1,5% promedio del total de la masa salarial. Y Dinamarca sería el país de mayor incidencia con 35%. La interpretación de esos argumentos sugiere que aún quedan mucho terreno por captar en concepto de este impuesto y que no ha sido captado aún. ¿Acaso pretenden que Argentina tenga en ese concepto una incidencia de 35 puntos como en Dinamarca dadas las actuales condiciones?

Si esto es así, el cien por cien de los trabajadores deberán tributar el 50% de su salario, sin embargo; ¿Creemos que esta administración dará contraprestación de esos ingresos en forma de beneficios como lo hacen en Dinamarca? Es dudoso (por no decir imposible).

El ministro de Economía argentino Dr. Axel Kicillof ha dicho recientemente que: “No existe obligación de ingresar el impuesto a las ganancias en la medida que el trabajador tenga una remuneración bruta mensual que no supere los $ 15.000, para lo cual se toman los sueldos de enero a agosto de 2013”. Cualquier trabajador que hoy está en un ingreso inferior a este parámetro y está leyendo estas líneas sabe que en la próxima paritaria es muy probable que llegue a ese número. Y comenzará a tributar este impuesto: la red se acerca puesto que la corriente de la subida de precios lo lleva inexorablemente a ella.

Pero el ministro en su argumentación hace otra cosa que es aún más grave; SUPONE QUE UN TRABAJADOR AL INGRESAR EN LA ESCALA ESTÁ ENTRANDO A UN MUNDO DE OPULENCIA Y SALIENDO DE UN ESTADO DE SUBSISTENCIA BÁSICA.

El Ministro de Economía señala al trabajador y lo acusa de ser un voraz personaje con el vientre lleno que se queja por “pagar ganancias”; el Ministro tapa sus falencias con lo que quita a los asalariados de los cuales depende la vida de su gestión. Se equivoca el Ministro desconociendo en su argumento la inflación que atrae a los trabajadores al pago, se equivoca señalando a los trabajadores como ricos descomprometidos cuando tan solo ganan poco más de 15 mil pesos. Y se equivoca desastrosamente sugiriendo que el trabajador no debería quejarse por este impuesto porque; “hay muchos que no llegan a pagarlo”.

Sostener eso tiene la misma lógica conceptual con la que se sostiene que un trabajador debe conformarse con una remuneración a la baja porque hay otros desocupados que lo harían por menos: la extorsión discursiva del ministro de economía es la extorsión montada en la desocupación y la necesidad.

Es como mínimo reaccionario descalificar los reclamos por la actualización de este impuesto que hacen los trabajadores sosteniendo que es un apoyo de los que menos ganan a los que más, porque el Ministro presupone desarticulado el espíritu de cuerpo del mundo de los trabajadores cuando éstos ven que hay un avance concreto sobre sus intereses -por más que haya muchos que hoy no lo sientan-, y saben que si no luchan con los otros, tarde o temprano el trago amargo llegará a ellos: ¿Acaso el Ministro sugiere que Cipriano Reyes debería haber marchado solo con los empleados de los frigoríficos el 17 de octubre de 1945?

Para desmitificar el argumento de altos salarios, también se hace necesario exponer claramente el poder de compra de ese parámetro de opulencia establecido en 15 mil pesos. Esa cifra hoy es un salario de subsistencia par una familia tipo de 4 personas. Hagamos un cálculo sencillo.
 
a. Supongamos una familia de 4 personas con un vehículo promedio de 10 años de uso (año 2005). Solo el combustible en uso de esparcimiento durante los fines de semana el gasto es aproximado a 1000 pesos. Quedan 14.

b. Ahora supongamos un gasto adicional en cada fin de semana como 4 entradas al cine -400 pesos- y cuatro combos de cualquier marca que ofrece un servicio rápido y entretenido para una familia con dos niños en 300 pesos. Nos quedan 13 mil trescientos.

c. Incorporemos que esa familia tipo tiene que pagar un servicio de televisión, internet y dos líneas de telefonía celular (sin mencionar una línea para alguno de los hijos para mejorar la comunicación ante la inseguridad). ¿Le parece bien mil pesos bajo todo este concepto? Ahora estamos en 12 mil trescientos pesos.

d. Pagamos por energía eléctrica, gas y otro tipo de impuestos municipales. Supongamos 500 pesos mensuales que alternan en estos impuestos bimestrales. Ahora quedan poco menos de 12 mil pesos.

e. Incorporemos mil pesos más por mes en cuotas diversas (una computadora para los niños o para la casa en general y algún otro electrodoméstico que siempre debe estar actualizado). La nueva cifra es poco menos de once mil pesos.

f. Comprar el diario todos los días son otros 300 pesos, un atado de cigarrillos diarios 300 pesos más. Estamos en 10 mil pesos.

g. ¡Lo olvidábamos! Hace falta pagar seguro y patente del automóvil del año 2005. Supongamos entre ambos gastos, otros mil pesos. La cifra ahora es de 9 mil pesos.

Nueve mil pesos hoy es una cifra per cápita en una familia tipo de menos de dos mil quinientos pesos para cada integrante. Y no hemos contado aún la alimentación o el pago por alquiler; de esos dos mil quinientos pesos los integrantes deberán comer y vestirse todo el mes descontando los gastos allí arriba mencionados. ¿Considera el lector que podrán hacerlo? Es posible, pero deberán restringirse en algunas cosas como las siguientes:

• NO DEBERÁN GASTAR EN AUTOMÓVIL. O sea; No deberán tener auto.

• NO DEBERÁN GASTAR EN SALIDAS AL CINE LOS FINES DE SEMANA. O sea; no deberán divertirse.

• NO DEBERÁN GASTAR EN UNA COMPUTADORA O EN ACTUALIZAR UN ELECTRODOMÉSTICO. O sea, no deberán actualizarse.

• NO DEBERÁN GASTAR EN TELECOMUNICACIONES. O sea, no deberán comunicarse.

Cuando este tipo de consumo ya no es posible para una familia, comienza a advertirse la proximidad de pobreza. Y es también cuando se advierte la verdadera función de un gobierno con estrategias dirigistas, de corto plazo e intervencionista de mercado y derechos; el gobierno hace todo por silenciar el reclamo mediante planes para que los autos puedan ser consumidos (subsidios a automotrices), planes de “computadores para todos”, promociones de fin de semana o televisión digital “gratis”, en la cual se coarta la posibilidad de ver todo el espectro disponible en oferta multimedia. Y luego de estos paliativos montados en una ficción económica es el mismo gobierno quien pretende que los trabajadores agradezcan por esas dádivas inconcebibles.

Finalmente incorpore el lector a todo lo mencionado, el supuesto de un gasto en alquiler. TENEMOS ASÍ UNA FAMILIA QUE CON 15 MIL PESOS TAN SOLO CUBRE EL ESTÁNDAR DE POBREZA.

¿Acaso podemos considerar como opulenta una familia trabajadora que posee un auto de 10 años en el mercado, que solo pretende poder ir al cine los fines de semana comiendo un combo y que al menos tiene una computadora en su casa y electrodomésticos acordes al tiempo que corre?

Eso no es opulencia, eso es subsistencia en el siglo XXI.

Hoy el impuesto a las ganancias en Argentina, conforme pasa el tiempo y la escala no se modifica, es una red que atrapa a cada vez más personas, y hoy, en Argentina, se señala como una actitud desconsiderada aquella postura con la cual se pretende denunciar esto. Y desde el gobierno se devuelve un reto político a la familia subsistente señalándola como opulenta, y así una vez más un gobierno justifica la mano en el bolsillo con la que mes a mes roba parte de los ingresos familiares. Estamos robando a pobres por la vía institucionalizada.

Este es el punto que no hay que perder de vista para volver a poner el eje de esta discusión donde efectivamente debe estar. No hay redistribución, hay saqueo.





miércoles, 22 de abril de 2015

El Populismo Industrial.

Un crudo análisis de la coyuntura argentina realizado por el economista José Luis Espert.


lunes, 6 de abril de 2015

Definir la pobreza no es estigmatizar

En los últimos días ha vuelto a estar en agenda la pobreza como tema. Desde las dependencias públicas los funcionarios parecen encolumnarse detrás del argumento que indica que la pobreza es de muy difícil definición. Hace unas horas el Director del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), Lic. Norberto Itzcovich, ha declarado: "No resulta fácil definir qué es pobreza". Días pasados el Ministro de Economía, Dr. Axel Kicillof declaró, con su acostumbrada petulancia intelectual y un dejo acusatorio; "la pobreza es una definición estigmatizante". De esta manera, el Ministro deja el campo minado para señalar a quienes podrían intentar profundizar, medir o tan solo observar la condición de pobreza de las personas.

La particular sentencia de Kicillof se presenta apta para acusar de discriminación al bienintencionado ejercicio por indagar aquellos factores que pueden determinar la condición de pobreza. A sabiendas de esto, considero que hoy, Argentina, es un país que claramente se ha empobrecido -independientemente a la cantidad de artefactos que puedan rodearnos y los trabajos a los que circunstancialmente podemos acceder-.

Parto para sostener esta postura luego de haber definido la pobreza, un ejercicio tan difícil para el Director del INDEC y tan estigmatizante para el Ministro de Economía. Y defino la pobreza de la siguiente manera:

La pobreza es el grado de imposibilidad de acceso a bienes con los que las personas sobrepasan la subsistencia primaria, y que se utilizan tanto para la salud y el disfrute como para el desarrollo de sus vidas en producción, intercambio y libertad.

Ponga el lector el número que quiera.

viernes, 3 de abril de 2015

Riqueza y pobreza. Argentina y Japón.

Japón es rico porque es pobre. Argentina es pobre porque es rica.

¿Crees que los japoneses podrían darse EL LUJO de obstruir los ingresos y egresos de Tokio el 80% de los días del año?Esos SON LUJOS que solo los países ricos se podrían dar. No ellos.

¿Crees que los docentes japoneses se podrían dar EL LUJO de estar tres meses por año sin educar a las nuevas generaciones?

Esos SON LUJOS que solo los países ricos se podrían dar. No ellos.

¿Crees que los dirigentes japoneses se podrían dar EL LUJO de solucionar sus diferencias políticas sin profundidad analítica y guiados por caprichos de universitario poniéndose palos en la rueda en lugar de acordar para que no haya frenos que los empobrezcan?

Esos SON LUJOS que solo los países ricos se podrían dar. No ellos.

¿Crees que los Japoneses podrían darse EL LUJO de no estar pensando constantemente en diagramar para mejorar y actualizar su infraestructura de transporte y telecomunicaciones en lugar de utilizarlas despreocupados por décadas y décadas?

Esos SON LUJOS que solo los países ricos se podrían dar. No ellos.

La pobreza y la riqueza es una condición, no un estigma. Tampoco es una condición digitada, premeditada en forma consciente por algo o alguien. SE PUEDE SER POBRE SIENDO RICO Y SE PUEDE SER RICO SIENDO POBRE.

Pero también se puede ser pobre POR SER rico. Y se puede ser rico POR SER pobre.

Y se puede ser pobre PORQUE SE ES rico, y se puede ser rico PORQUE SE ES pobre.

Hay sutiles diferencias. La riqueza no está definida en la posesión de valijas de dinero, abultadas cuentas en bancos, lujosos yates y estruendosos autos en un garaje. Y la pobreza no está definida por una especie de decreto de imposibilidad de acceso a esas opulentas posesiones. Un japonés que vive en 20 metros cuadrados en el centro de Tokio es más rico que un argentino que posee una hectárea en el conurbano bonaerense con salida mediante un arroyo hacia el Río de La Plata (el más ancho del mundo).

¿Es realmente más rico ese japonés ENVASADO EN TOKIO respecto al argentino HOLGADO EN BUENOS AIRES?

Espero haber ayudado a que lo pensemos. Solo volviendo a pensar este tipo de cuestiones podremos comenzar a dar los primeros pasos para cambiar nuestra situación.


miércoles, 11 de febrero de 2015

EL MITO DEL DESENDEUDAMIENTO ARGENTINO

Supongamos que contrajimos una deuda del 20% del valor de nuestra propiedad cuando nuestro ingreso es de 20 mil pesos y la propiedad, a precios de mercado, tiene un valor de 200 mil, así las cosas la deuda es de 40 mil pesos. Si suponemos que el ingreso es un sueldo, tendríamos dos sueldos de deuda.

Si durante diez años nuestro ingreso salta 5 veces, pasando a ser de 100 mil pesos, y nuestra casa duplica su valor llegando a 400 mil pesos y la deuda se reduce al 15% de tu casa: ¿Estamos más, igual o menos endeudados?

-El nuevo valor de la deuda pasa a ser de 45 mil pesos, nominalmente se ha incrementado un 12% (el número a secas, de 40 mil a 45 mil pesos).

-La nueva deuda equivaldrá prácticamente a la mitad de un sueldo, lo que evidencia que se redujo en forma drástica en proporción a ingresos. O sea, la relación deuda/ingreso -con la que podemos medir la capacidad de pago- mejoró, pasando de estar endeudado en dos sueldos a medio. Generalmente se dice que "estamos menos endeudados" y habrá más gente dispuesta a prestarnos.

-Si la deuda ahora pasa a ser del 15% del valor de nuestra propiedad, también la deuda ha caído en 25% como porcentaje de ese valor (pasó del 20% al 15%).

¿Será posible que nadie quiera prestarnos en ese contexto? Es difícil.

Bueno, el punto es que hay parámetros que, siendo positivos, cuando se los observa como resultado de una película completa ya no dicen lo puntualizado más arriba. Porque: ¿Realmente estamos menos endeudados si no podemos mostrar que hicimos bajar la deuda más que un 5% de la relación patrimonial, cuando los ingresos pasaron a incrementarse 500% y eran el 10% del patrimonio al principio para ser el 25% del patrimonio al final?

NO. No estamos menos endeudados Y PODEMOS PASAR A SER MENOS CONFIABLES CUANDO TODOS LOS NÚMEROS MUESTRAN DATOS POSITIVOS.

Así las cosas, el proceso comienza a tener otro punto de vista para quien pretenda prestarnos dinero. Y esa pregunta nos pone adelante de una verdad que no puede ser contestada solo con números y datos estadísticos.

Ahora propongo al lector que vuelva al ejemplo y realice algunos pequeños cambios.

Precio de la casa = PBI
Ingreso = precio de la soja
Relación deuda/precio de la casa = Relación deuda/PBI.

NO TODO EN ECONOMÍA ES VISLUMBRAR PARÁMETROS NOMINALES Y REALES.

domingo, 18 de enero de 2015

Thomas Piketty, el marxismo y el relato.


Por estas horas el economista francés Thomas Piketty está en Argentina. Gran parte del mundo de esta ciencia esta hablando de el y su trabajo. Como siempre, hay quienes hablan sin haberlo leído y otros que toman posiciones de altura argumentando que lo han leído completamente no solo una, sino varias veces. Por mi parte soy de los que está a medio camino, aún leyendo su libro (está en inglés y ya de por sí soy lento para leer en castellano, doblemente lento para hacerlo en inglés). Pero de todas maneras voy a dejar mis comentarios sobre lo que hasta ahora he observado y que me ha llamado la atención.

El economista francés, según se dice, se apoya en Marx para desarrollar todo su andamiaje y su supuesto "gran nuevo conocimiento", del que se desprenderían grandes nuevas formas de operar para la ciencia económica -de ahí su nombre "El Capital en el Siglo XXI"-. Sin embargo, encuentro que, desde el inicio, hay una flagrante equivocación sobre el concepto de capital desde el mismo Marx.

Me voy a explicar intentando compactar de la mayor y mejor manera posible este yerro que observé (siempre dando por sentado que Piketty está parado sobre cimientos marxianos), y a riesgo de poder incurrir en algún olvido o exceso de simplificación que pueda llevar a algún yerro propio. En adelante el lector encontrará, probablemente, una excesiva cantidad de paréntesis, pido disculpas. Pero en estos formatos no es del todo cómodo y claro el utilizar "nota al pié de página".

Lo que Piketty define y entiende como capital, está total y completamente mal desde una visión marxista -a la que supuestamente el apela-. Y es también inaceptable la pretensión de "aggiornamento de El Capital para el siglo XXI": El capital, conceptualmente, no es un stock, y menos aún algo que se hereda. Y el libro "El Capital" tampoco habla de un sotck al que pueda percibirse esencialmente con los sentidos. Piketty parece creer que el capital es una bolsa de dinero, una cantidad de bienes acumulados, máquinas o cantidad de tierra a disposición.

El capital es un proceso de reproducción constante que perméa en nuestras mentes y se refleja en forma espasmódica en cada certificación comercial de propiedad y transacción (sí, ya se, inentendible y muy parecido a una superchería, pero eso es Marx mis estimados lectores, de la idea a la materia y de ésta a la idea nuevamente, para volver a dilucidarla). O sea, ficciona cobrar su forma concreta desde una escritura hasta una boleta de compra venta de cigarrillos, pasando por una compra de acciones o una empresa para segmentarla y venderla, hasta el cierre certificado de una transacción de oferta y demanda en el mercado de trabajo. Siempre, claro está, reitero, desde Marx.

Nuevamente, el capital "encarna" -por llamarlo de alguna manera-, gracias a la estructura institucional formal al momento de la transacción, ni antes, ni después. Y para ello (para que “encarne”, proceso indispensable para que crezca y haya acumulación en el sistema, de ahí la importancia en Piketty dado que habla de crecimiento) debe haber una especie de "crono-estructura de conteo" (algo así como los que toman el tiempo en una carrera de autos, y los marxistas suelen mofarse de los contadores argumentando que aún hoy no han captado la esencia de su rol en el sistema y se quedan haciendo piruetas para ayudar a evadir impuestos cumpliendo normas legales preestablecidas). Antes o después de ese momento de “encarnación”, el capital se escinde, es algo muerto que solo vive en las mentes ya acostumbradas de las personas que funcionan como autómatas guiadas por una búsqueda que no saben bien que es (desde ahí el tan mentado tema de la toma de consciencia de clase y la forma de pensar con la cabeza del amo bajo el sistema "ficcional burgués"). EL CAPITAL NO ES UN STOCK, ES UN CONCEPTO. Es cierto que Stock también es un concepto, pero no hay neutralidad para hacer un pasaje de términos. No es lo mismos Stock que Capital en Marx.

Todo lo anteriormente mencionado Piketty ni lo tiene en cuenta, de hecho, creo que ni lo sabe, que no tiene ni las más mínima idea.

Soy una persona que no se define como marxista, sino todo lo contrario. Sin embargo, intento leerlo para poder mejorar mi crítica hacia esos trabajos y el de sus adláteres en el momento que sea necesario, en especial en mis aulas y todo para mejorar la calidad de este tipo de entrega a mis alumnos, para que no se dejen engañar con supercherías, sea la original (Marx) o las malas copias (los pikettys y cía).

Espero que se haya entendido algo. No es sencillo llevar la esencia de estos temas a "todos y todas".