Imagina que estás agarrando una soga de 5 metros de longitud que tiene atado a su extremo un balde con agua y comienzas a dar giros -supongamos que no te agarran mareos girando y girando-. Imagina ahora cómo sería la proporción del movimiento del balde en la punta de la cuerda, ante pequeños movimientos hacia arriba y hacia abajo de tu brazo. Probablemente el balde se mueva un par de metros hacia arriba y hacia abajo con tan solo unos centímetros de tu cambio en la posición del brazo. Así, cuanto más larga es la soga, pequeños movimientos en tu mano generarán grandes cambios en la posición del balde -y los cambios serán proporcionalmente más grandes respecto movimientos más pequeños cuanto más larga es la soga-. Si por caso la cuerda que tienes en tu mano tuviera una longitud de 5 mil metros, un giro tuyo de pocos centímetros, haría recorrer miles y miles de metros al balde, tan solo un par de milímetros de cambio hacia arriba o hacia abajo en la posición de tu brazo, puede hacer mover al balde en el otro extremo cientos o miles de metros hacia arriba o hacia abajo. Teniendo en cuenta esto, ahora vayamos con la misma estructura mental a pensar un poco en el tipo de cambio.
Cuando el peso está en simetría nominal respecto al dólar (uno a uno), una devaluación de 20% te lleva a un nuevo cambio de 1,20 pesos por dólar y una de 100% te lleva a dos pesos por dólar.
Sí, ya sé, estás pensando que eso es una obviedad y que chocolate por la noticia, y tenés razón. Aunque ahora agreguemos un cero a la cuenta –alargamos la cuerda-; cuando el dólar cobra fuerza y empuja a una nueva simetría de 10 pesos por dólar, una pequeña corrección de 10% te lo lleva a 11 pesos, una de 20% a 12 y así sucesivamente. Claro, nuevamente, chocolate por la noticia, que simple, pero no olvides de pensar en el ejemplo de la cuerda.
Si seguimos pensando en los cambios porcentuales de la segunda simetría (la de la cuerda más larga), manteniendo la misma proporcionalidad que en la primera, comienzan a reflejar nominalmente un gigantismo que apabulla, es inevitable poner en tensión al mercado, dado que comienza a bandearse como el balde lo hace en su extremo ante pequeños movimientos de tu brazo con la cuerda larga. Así, los ahorristas y operadores de mercado de repente se transformasen en una especie de Suricatas vigilantes.
Eso empuja inexorablemente expectativas y es inevitable que la gente intente cubrirse de los bandazos asimétricos (que a mayor asimetría cambiaria nominal, mayores bandazos ante pequeñas movimientos, especulaciones o medidas de política económica). Habrá quien gane mucho en este juego, y habrá quien pierda otro tanto. Claro, de la misma manera en este juego de proporciones constantes y diferencias nominales, el poder de fuego puede nutrir la ganancia: Cuanto más volumen de juego, mayores dividendos manteniendo los mismos estándares proporcionales; si jugás con 1 millón de dólares, tenés una cuerda larga, y el 10% de ganancia serán cien mil en el otro extremo. Si jugás con 10 mil dólares, tenés la cuerda corta; confórmate con mil.
El punto parece ser que desde el ministerio de economía pretenden tener controlado el balde del extremo de una cuerda que no solo es larguísima ya, sino que también los ha mareado de tanto dar vueltas y vueltas sin siquiera saber dónde está el balde y hoy solo sienten su peso.