viernes, 26 de diciembre de 2014

Conspiración.

Hay demasiados analistas que desarrollan sesudas observaciones sobre los precios del petróleo sugiriendo que, efectivamente, habría una especie de "conspiración de precios" que pone a Estados Unidos en un lugar de reposicionamiento global respecto a competidores que amenazaban su supremacía. Esa acción de manipulación de precios sería la causa principal de la caída de Rusia y Venezuela, entre otras economías. Algunas de estas miradas pueden chequearse aquí y aquí.

Entiendo que se debe nutrir el acotado desarrollo de un concepto para que el lector desprevenido no confunda causas con consecuencias. Intentaré ser breve al respecto.

El argumento de la conspiración para analizar la caída de esas economías cuando baja el precio de la principal y casi única producción, es idéntico al argumento de un jugador de ruleta que, apostando todo su dinero a un número y color, acusa al Crupier y al dueño del Casino de estar conspirando contra el cuando, efectivamente, se hace presente la casi segura probabilidad de perder todo con esa monocorde apuesta.

Diversificar la cantidad de opciones para tener más probabilidad de ganar con alguna de las alternativas, y no agigantar la alternativa de perder todo achicando el rango de posibilidad, es esencial para comenzar a diagramar cualquier decisión de política económica o lo que fuere que tenga que ver con estar un poco mejor mañana en comparación a la situación actual.

Rusia y Venezuela venían más o menos aguantando con los precios de la energía por las nubes pero, ahora que ha bajado, están al borde de colapsar.

Es cierto que "te pueden hacer una cama". Pero para que la cama sea hecha, tiene que haber del otro lado un idiota que se acueste.

Sin monodependencia económica no hay conspiración de precios. ¿Se entendió?



La caricatura fue extraída de KAL's cartoon

domingo, 30 de noviembre de 2014

La insoportable levedad del pequeño revolucionario.

En Cuba, los trabajadores, por 5 dólares al mes limpian y ordenan los baños y dormitorios que utilizan los turistas europeos. En Cuba, los cubanos no pueden disfrutar de las mejores playas porque van presos si los encuentran en ellas, dentro del perímetro restringido y solo disponible para los turistas. En Cuba, los ingresos son migajas de miseria.

Los adláteres de ese paupérrimo régimen se consuelan pensando que es un esfuerzo válido, dado que los ingresos en concepto de turismo generan los recursos para mantener con vida la revolución igualitarista. Cuando la miseria ya se torna objetiva, insoportable y cruel a los sentidos de cualquier observador desprevenido, aparece "el bloqueo" como la palabra mágica con la cual se pretende exculpar al régimen de los hermanos Castro. Sin embargo, va quedando claro para todo el mundo que ese argumento es una completa idiotez.


En Argentina, el salario de los trabajadores cada vez más, es menor. Y cada vez más es mayor la parte del mismo que el Estado se lleva mediante impuestos. El ministro de economía dice que "esa quita es una ayuda solidaria que hace el trabajador para la asignación universal por hijo y las obras públicas". Cuando no se puede defender la postura porque la infraestructura es un completo desastre y la asignación universal muestra la miseria de nuestra sociedad, se echa la culpa de todo eso a los conspiradores que propenden a la inflación, el golpe destituyente y la interferencia en la obra pública mediante denuncias de corrupción. Toda una paranoia a la cubana que parece ir decantando en miserias muy similares.

Mientras tanto, los idiotizados militantes continúan cantando loas a un payasesco ministro de economía que prefirió negociar para vender la pobreza argentina a la explotación de Vaca Muerta vía salarios paupérrimos, antes que admitir su equivocación. Digno peligro del típico idiota cabeza hueca de izquierdas que está convencido de llevar adelante una revolución social.

martes, 25 de noviembre de 2014

Mercosur y AP cubren el 80% del comercio regional.

Fuente: Aduana News

"El Mercosur y la Alianza del Pacífico representan en conjunto más del 80% del comercio exterior de la región, según un informe difundido por la Cepal, en el marco de un seminario que ambas instancias celebran en Santiago para explorar vías de integración.

Según el documento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), más del 90 % del Producto Interno Bruto (PIB) y de los flujos de inversión extranjera directa en la región corresponden también a ambas organizaciones.

La Alianza del Pacífico (Colombia, México, Peru y Chile) y el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) realizaron en la capital chilena el encuentro llamado "Diálogo sobre la Integración Regional" organizado por el Ministerio de Relaciones del país anfitrión.

"Un proceso de integración de características regionales parece, pues, más adecuado a los signos de los tiempos y a las exigencias del cambio estructural en pro de la igualdad en América Latina, destaca en el informe Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal.

"La gradual convergencia entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur podría constituir un catalizador decisivo de ese proceso", añade.

Asimismo, el organismo de Naciones Unidas propone a los países generar un trabajo en conjunto que incentive la unificación en ejes como la facilitación del comercio regional y con el resto del mundo, la movilidad de personas, la política industrial y la aproximación conjunta con Asia Pacífico, entre otros puntos.

El estudio enfatiza asimismo en el desarrollo de un trabajo de vinculación con organizaciones empresariales, para mejorar el diálogo de valor regional o subregional." Aduana News

viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Tipo de Cambio o Cambio de Tipo?


Argentina, 1994, tipo de cambio: 1 USD = 1 $

1 L de nafta en Argentina = 1 $
1 L de Nafta en EEUU = 1 USD (aproximado)*

1994: Los heterodoxos despotrican porque el tipo de cambio no refleja la realidad de la economía Argentina. Kicillof y sus amigos estudiantes de Economía de la UBA acusan al "neoliberalismo" de estar obturando el aparato productivo con un tipo de cambio retrasado que beneficia al sector financiero y promueve el desguace de la industria nacional.

Argentina, 2014, tipo de cambio: 1 USD = 8,50 $ (valor oficial con control de cambio)

1 L de nafta en Argentina = 14$
1 L de nafta en EEUU = 1 USD (aproximado)*

2014: Finalmente Kicillof ha llegado al gobierno y, con un grupo de compañeros de ruta -como su viceministro Emanuel Alvarez Agis, entre otros-, pretenden indicar que: "Los que en los 90 desguazaron la industria nacional con un tipo de cambio atrasado, beneficiando al sistema financiero, hoy quieren hacernos creer que el dolar vale 15 pesos".

¿Hace falta escribir decenas de páginas para advertir, luego de este sencillo conteo, la equivocación que campea en los cerebros de estas personas que hoy habitan el Ministerio de Economía y las diferentes dependencias públicas afines?

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*El precio efectivo del combustible al día de la fecha es de 92 centavos. Y ha oscilado entre 83 y 98 en todo ese tiempo. De ahí la aproximación nominal cuyo objetivo era anclar la muestra para mostrar la inconsistencia oficial.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Fábricas "Sin Patrones".


Mucho se habla de la forma de gestión de la producción en el modo “empresa recuperada”. Desde hace unos años ha cobrado creciente importancia esta forma de llevar adelante empresas que, a términos de mercado, no lograron mantener su cuota y cayeron en quebrantos. Una de las experiencias iniciales en esta forma de gestión fue la que se dio en llamar “FASINPAT” (iniciales que remiten a la definición de “fábrica sin patrones”), correspondiente a la ex Zanón.

El término “empresa recuperada” hace referencia a la línea de pensamiento político económico que sostiene qué, en esencia, toda empresa en el mercado es una forma de robo institucional perpetrado a los trabajadores, los cuales -despojado todo marco institucional “burgués”-, serían los poseedores primigenios de todo aquello con lo que la empresa se nutre. De esta manera –sostiene-, solo el trabajo es la fuente que da valor a la producción, y ese valor se extirpa del trabajador en forma de un sistema de precios de mercado con el cual el empresario (el ladrón), mediando entre el precio que paga por la fuerza de trabajo (el salario) y el precio que cobra por vender lo producido por esa fuerza (el producto final), se quedaría con el valor agregado que correspondería al trabajador. Por lo tanto, un acto de estricta justicia -desde este particular punto de vista-, no es otro que el de lograr que los trabajadores se apropien de la empresa para poder apropiarse así del total de la fuente de creación que les pertenece. Es bajo este proceso que cobra vida y argumento el concepto de “empresa recuperada”. Sería interesante pensar que el nombre justo, acorde a esa estructura mental, no sería “empresa”, sino algún otro concepto que remita a aquello que supuestamente fue robado a los trabajadores y ahora recuperan, y que en el instante mismo de la recuperación vería escindir su nombre original, dado que una empresa, en cuanto a tal, es creación pura y exclusiva de un empresario y no de los trabajadores. En sus propios términos, lo que se habría recuperado es otra cosa, no una empresa.

El concepto “empresa recuperada”, tampoco tiene cercanía -en esencia-, a lo que comúnmente se interpretaría sobre la vida o desaparición de una empresa. El concepto de recuperación no remite al proceso mediante el cual una empresa que entró en quebranto, luego de un proceso de mejora continua, logró avanzar y revertir sus deficientes estados contables para pasar a ser autosuficiente y competitiva. El concepto de recuperación, reiteramos, remite a la devolución de lo que alguien, por fuerza, robó.

Es amplio en nuestro medio el abanico de economistas, pensadores y funcionarios que consideran aquella postura como una posición justa y verdadera. Y desde ese lugar se han abierto puertas legales para justificar la apropiación de empresas con problemas contables por parte de los planteles operativos. Paralelamente, cuando no ha sido posible enmarcar el latrocinio de forma legal, se ha apelado a la necesidad de decretos que han salido en tiempo y forma a avalar la toma de empresas.

Es importante indicar qué, decretar o certificar la toma de una empresa en problemas por parte de sus trabajadores es, lisa y llanamente, avalar desde las instituciones el asalto a la propiedad garantizada por la Constitución Nacional. Una empresa en quiebra continúa bajo posesión original de su dueño en la misma forma que lo puede mostrar una propiedad domiciliaria hipotecada, y la única opción formal institucional que puede tomarse ante esta situación, no es otra que la de activar todos los mecanismos que sean necesarios para otorgar plenas garantías a sus originales poseedores, para que puedan ajustarse a derecho y ofrecer una salida justa y equitativa a sus acreedores (o la salida más justa y equitativa en el marco de lo posible). Todo lo que quede por fuera de esos marcos, no son más que pujas facciosas con mediaciones políticas. En donde siempre pierden aquellos que más alejados del poder político están y menos poder de presión poseen.

Cuando la empresa en quebranto se da por la vía política a sus trabajadores: ¿quién se encarga de pagar a los dueños originales el dinero por la inversión inicial y el riesgo de producción que aún queda en forma de máquinas y predio? ¿De qué manera la “empresa recuperada” subsiste por la vía de su producción luego del latrocinio?

La primera pregunta tiene una respuesta corta; nadie afronta esos costos. Los dueños originales no tienen derecho a vender su empresa para pagar sus deudas particulares luego del quebranto, empujando también al quebranto potencial a los acreedores más importantes o dejándolos en manos de una negociación directa con los nuevos dueños de sus activos, o sea, los trabajadores protegidos institucionalmente por el Estado. La segunda pregunta también tiene una respuesta corta; el grueso de las empresas recuperadas subsiste gracias a subsidios y transferencias que otorgan diversos programas de Estado. Son prácticamente nulos los casos exitosos en el sentido de la recuperación a términos de mercado de este tipo de empresas. Generalmente los acreedores no logran cobrar el total de las deudas, y las empresas no logran revertir la dinámica que las llevó al quebranto. ¿Cómo subsisten? Subsisten políticamente empujando al sector político a no quedar expuesto ante una decisión que nadie quiere tomar -por políticamente incorrecta-, ella es, en estado puro y duro, dejar que la empresa subsista o fenezca dependiendo de su propia productividad y sistema de negocios. Si una empresa quebró porque continuó con la producción de carburadores cuando el mercado estaba profundizando la incorporación de inyección electrónica, la empresa recuperada continuará fabricando algo que ya nadie utiliza, calzando gran parte de su demanda en el mercado interno en la medida que su presión se complete con el sector político en forma de barreras de entrada a la competencia (protecciones arancelarias), transferencias vía subsidios o generación de leyes de promoción especial para que otras empresas se vean obligadas a comprar producción obsoleta dentro de sus insumos. Y así, es toda la sociedad la que se ve ralentizada técnicamente, decantando en caída de incentivos, competencia y competitividad estructural a consecuencia de una anómala forma de captar un proceso y una aún más anómala forma de organizar el sentido de lo político.

El problema que hoy tenemos en Argentina no es menor, el grueso del arco político observa estos procesos en el nivel de las apariencias. Los empresarios son vistos como los señores malignos que pretenden quedarse con lo generado por los trabajadores, desde este lugar, toda intervención pública no puede pasar sino por ver de qué manera atar lo más posible a ese feroz peligro para dar a cada uno su merecida parte. Gran parte de la ciudadanía también es víctima de esta ensoñación y es anuente con esa anómala forma de ver el mercado, la producción y hasta la vida misma.

Todos sienten que hay algo injusto ahí afuera que nos oprime en forma permanente, y esa indignidad -creen-, no puede venir de otro lugar que no sea del sector empresario, el cual sería un chupasangre histórico de los trabajadores. Pero no se advierte que el empresario también es una persona que trabaja (en muchos casos tanto o más que muchos trabajadores). Son muy pocos quienes se atreven a ir a la esencia del proceso y analizar desde donde salen los impulsos creativos que hacen que haya más y más empresas ofreciendo más y más productos en el mercado. La actitud empresaria y el empeño ante el riesgo que empuja a una persona a confiar en su intuición, movido por su anhelo y capacidad creadora de nuevos puestos de trabajo, no está presente en nuestra sociedad. Hay motivos. No son pocos los empresarios que sienten culpa de ser lo que son y, paradójicamente, también han creído aquel cuento con el cual comenzó este escrito.

El grueso de estas empresas hoy captan sus recursos por la vía del subsidio público, el cual, recordemos, se genera por la quita de recursos a la ciudadanía mediante impuestos para entregar a estas formas de producción ralentizada. De esta manera, sus planteles van perdiendo la noción de entregarse al cliente, y ganando la certeza de exigir al ciudadano la renta necesaria para mantenerse en pie, so pena de escarnio público.

El límite de todo esto lo estamos presenciando hoy mismo en cuanto a esta forma de organizar la actividad económica. Si bien es marginal la influencia neta de este tipo de organizaciones en las variables macroeconómicas, esencialmente hay en ellas una dinámica que es característica de gran parte del funcionamiento de nuestra economía en cuanto a descalces entre productividad, medio de intercambios y satisfacción, y esa perversión se manifiesta en forma de inflación. Bajos niveles de productividad acompañados de altos niveles de transferencia, no pueden generar otra cosa mas que la necesidad de inyectar billetes para equiparar faltante de productos de calidad de consumo para algunos y faltante de clientes disponibles para otros.

Uno de los puntos que la próxima administración deberá afrontar con seriedad y entereza es, sin dudas, el de las empresas recuperadas. Del tratamiento que de éstas se haga se sentarán las bases institucionales que necesita la economía Argentina para garantizar la tan ansiada inyección de inversión local e internacional. No es un tema menor para tratar entre gallos y medianoche, sino uno bien mayor que monta toda una estructura de pensamiento que debemos dejar atrás de una buena vez y para siempre.

jueves, 30 de octubre de 2014

EL IGUALITARISMO

Recomendables 40 minutos de charla del Dr. Alberto Benegas Lynch (h) en el ciclo de conferencias Inversor Global IG.

domingo, 19 de octubre de 2014

Thomas Piketti por Juan Ramón Rallo

En los 50 minutos de conferencia que podrán observar en el siguiente vídeo, Juan Ramón Rallo analiza la conceptualización central que contiene uno de los libros de Economía más renombrados en el año 2014: "El Capitalismo en el Siglo XXI" de Thomas Piketti. La entrada en la página original, que contiene un interesante intercambio de contrapuntos sobre el tema, se puede consultar aquí.



miércoles, 27 de agosto de 2014

¿Dolarizamos o pesificamos?

¿Por qué no dolarizar la economía?

Si no funciona y nadie quiere dólares, terminaremos con el estigma de andar corriendo hacia el dolar y se generarán las condiciones para una nueva creación de moneda nacional en la que todos puedan poner su confianza.

Y si funciona, habremos terminado con parte de nuestros problemas monetarios y será mejor para la economía.

Ahora bien, podría suceder que, de funcionar la dolarización, venga un gobierno intentando tumbarla -esa maldita costumbre nuestra de la eterna refundación creadora que decanta siempre en una deconstrucción destructiva-.

Y si no funciona, podría suceder también que venga un gobierno intentando persistir en esa anomalía hasta el hartazgo -esa maldita costumbre nuestra de persistir en un yerro montados en exculpaciónes eternas que se recrean mediante pueriles obstinaciones ideológicas-.

¿Te parece una locura?

Bueno, te cuento. Éso es precisamente lo que hoy está sucediendo. Solo tenes que cambiar el color del billete y en lugar de pensar en dólares, debes pensar en moneda local. Ya nadie quiere los pesos, porque un gobierno que hace todo, pero absolutamente todo para envilecerlos, se empecina obstinadamente a empujarnos a querer quererlos.


lunes, 30 de junio de 2014

martes, 17 de junio de 2014

UNA HISTORIA DE FALLOS.


Érase una vez una familia que acostumbraba dejar todas las mañanas a sus pequeños en casa de una predispuesta familia vecina para para su cuidado, alegaban tener que ir al trabajo y no disponer de suficientes recursos para pagar los valores requeridos por las personas que ofrecen ese servicio. Los vecinos, siempre dispuestos, aceptaban a los niños sin pedir nada a cambio, a los cuales daban de comer y protegían hasta media tarde, momento de retorno de sus padres. Sorprendía a estas personas predispuestas a esos menesteres que los infantes solían verse desarreglados y disfrutando en demasía los desayunos y almuerzos que se les servía. Y tal estado de ánimo en los niños se percibía más allá del alimento; parecían disfrutar más por la sensación de protección transmitida durante el ritual brindado que de los sabores servidos para degustar. Las actitudes de los niños mostraban claramente que se trataba de un momento inexistente en el hogar de donde provenían.

Con el tiempo esos vecinos demandantes también solicitaron dinero a esos complacientes colindantes. La familia en problemas sostenía que sus recursos no lograban cubrir los gastos de alquiler. Alegaban que los niños se quedarían sin techo en caso de verse forzados a mudarse. También, sostenían, necesitaban trabajar más por salarios que no paraban de caer. Los préstamos solían solicitarse cuando se aproximaba el fin de semana, y llamaba la atención a quienes prestaban de buena fe pensando en los niños, escuchar cada fin de semana sonidos y murmullos hasta altas horas de la madrugada, lo que hacía pensar que allí se brindaban grandes festines a los cuales no eran invitados.

Y llegó el día en el cual, ante la deuda creciente y la preocupación del vecino por el riesgo de insolvencia, éste caminó unos metros y golpeó la puerta contigua para solicitar la posibilidad de pago de aquello que se había adelantado desde hacía meses, dado que la acumulación ya era insostenible y comenzaba a tornarse en un peligro para la economía del propio acreedor. La respuesta que recibió fue una larga argumentación entre sollozos y quejas de la realidad, cubriendo una negativa al pago presente con una promesa de pago futuro con cierto interés. Ya pasado un tiempo el vecino deudor solo cumplió parte de su promesa, indicando que se había quedado sin trabajo y que ahora no solo no podría afrontar la deuda contraída, sino que era muy probable que debiera dejar su casa si no lograba conseguir un nuevo empleo.

La familia acreedora, tomando consciencia de la situación continuó prestando dinero y cuidó a los niños todas las mañanas, aunque comenzó a ver que en el barrio ya no recibían los saludos acostumbrados y era creciente la cantidad de vecinos que daban vuelta la cara al tenerlos a tiro de un "buenos días vecino", y era extraño, porque eran las mismas personas que hasta no hacía mucho tiempo siempre respondían de manera cordial. Pasaron los días y comprendieron que tales actitudes del vecindario se correspondían a que sus vecinos -sus deudores-, los habían injuriado: se decía en el barrio que eran "demasiado ambiciosos" y "egoístas", que "teniendo un buen pasar económico no tenían piedad para con ellos" y que "reclamaban un dinero que, sabían, no podrían pagar". En tanto los sábados por la noche las fiestas en la casa endeudada se repetían hasta altas horas.

Y los niños continuaban mal vestidos...

Un buen día el vecino en deuda consiguió un trabajo de mejor calidad y lo primero que hizo fue cambiar su auto por uno nuevo. Continuó haciendo fiestas en las que nunca eran bienvenidos los vecinos acreedores. Y continuaron hablando muy mal de esa gente ambiciosa que había prestado dinero y quiso reclamarlo a sabiendas de la situación que habían pasado: Y QUE POR ESO NO PAGARÍAN A ESOS USUREROS LO QUE RECLAMABAN, QUE ERA INJUSTO.


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Luego de este pequeño relato es hora pe preguntar al lector: ¿Alguna vez ha prestado dinero que no le han devuelto? ¿alguna vez se ha sentido o le han hecho sentir que por reclamar lo que le deben usted es una mala persona? ¿alguna vez en su barrio, pueblo, ciudad o provincia la gente habló mal de usted por haber querido reclamar alguna deuda a una persona que, por ello, se encargó de difamarlo? Seguramente hay muchos que contestarían que sí. Esa actitud invertida es moneda corriente en Argentina. Hay mucha gente que se endeuda para enfiestarse y luego no se hace cargo de la fiesta, y que luego señala como malas personas a aquellos que solo reclaman lo que les pertenece.

Cristina Kirchner es la fiel representante de un movimiento que, a su vez, monta los sollozos exculpatorios entre los jirones de Argentina: ¿cómo no la van a apoyar en su discurso los militantes y gran parte de eso que llamamos "el pueblo"?

En su discurso, precisamente, se ha realizado el traslado, traducción y desplazamiento hacia los esquemas internacionales, de las mismas situaciones y miserias que día a día vamos construyendo aquí -y de las cuales vamos siendo anuentes invirtiendo el sentido de responsabilidad-. Y mi última pregunta al lector paciente: ¿nunca se ha sentido culpable por tener que ir a reclamar a alguien para que le pague una deuda? Es muy probable que la respuesta sea positiva. Y eso es lo que somos hoy. Quien debiera sentirse culpable se siente una víctima, y quien es víctima, debe sentirse culpable. EN ARGENTINA HEMOS INVERTIDO EL SENTIDO DE TODO.

Nada nuevo a partir de hoy. O tal vez, pensándolo mejor, algo nuevo ha nacido. Probablemente estamos ante el nacimiento del acta de defunción de una forma de vida, de ser, de pensar, que ha llegado a su fin con el fallo de Estados Unidos.

domingo, 23 de marzo de 2014

COMPETITIVIDAD DE UNA ARGENTINA A DIETA.


Si repasamos el grueso de los análisis económicos que desde las más diversas vertientes intentan aproximar el problema de la competitividad argentina, podremos encontrar una expresión que se reitera sistemáticamente y no es puesta en cuestión por ninguno de ellos: "La competitividad ganada con la devaluación se va perdiendo a costa de la inflación". Es preciso entonces hacer un intento por desentrañar el mito que relaciona una devaluación a una ganancia de competitividad.

Cuando se presenta una devaluación en un sistema te tipo de cambio controlado como el argentino, lo que está sucediendo es que el organismo de control induce a un cambio en el número con el que se contabiliza un bien producido en argentina, respecto al número con que se contabiliza un bien producido en el extranjero. De esta manera, si antes de la devaluación, 100 pesos que se cambiaban por 6 dólares representaban la producción de 5 bienes en argentina y 5 bienes en el extranjero, luego de una devaluación inducida de, digamos, un 100%, esos mismos 100 pesos podrán cambiarse por tan solo 3 dólares. Este cambio de magnitud hará que el extranjero con los 6 dólares disponibles originalmente, ahora pueda hacerse de 200 pesos, lo que le permitirá adquirir 10 bienes argentinos. En tanto que para un argentino que pretenda hacerse con 5 bienes extranjeros, deberá procurar 6 dólares, lo que lo llevará a tener que contar con 200 pesos. ¿Qué ha sucedido?

Dado que se ha doblado la cantidad de número con la que contabilizamos, ahora los bienes del extranjero son más caros para un argentino y los bienes argentinos son más baratos para un extranjero. Este abaratamiento de los bienes argentinos en términos internacionales no muestra una ganancia de competitividad, sino un cambio en los números con los cuales se hacen las cuentas para pactar un intercambio. No puede haber ganancias de competitividad reduciendo la posibilidad de captar del extranjero su producción respecto de la producción local. Para decirlo en forma clara: Ha perdido poder de compra el parámetro con el cual se miden las remuneraciones locales respecto del extranjero: Nuestra estructura se ha envilecido; el país que ha devaluado se empobreció. Llamar al empobrecimiento como una “ganancia de competitividad”, recrea un contexto en donde quien ofrece un trabajo determinado es el pato de la fiesta, y los clásicos empresarios acomodaticios con el poder político de turno, los sibaritas del festín que sobrevendrá tras los nuevos parámetros.

Para que el análisis anterior pueda ser más claro aún, me valdré de un ejemplo sencillo que conjuga esta problematización y pone en contexto de interpretación, aquello que se esconde tras el velo que nadie parece tener intención por correr sobre la tan mencionada competitividad ganada vía devaluación. Medida harto reclamada por los clásicos sectores empresariales argentinos cuyas ganancias dependen de los procesos exportadores y el comercio internacional.

Supongamos que una persona que comienza una dieta debido a un exceso de peso que amenaza su salud, da con un profesional que, antes de optar por la difícil vía de programar el cumplimiento de un estricto sistema alimenticio -conjuntamente a un efectivo programa aeróbico-, se dispone a contentar a su paciente a corto plazo, creando la ficción de una reducción de peso mediante el cambio de escala de los números de la balanza con la cual pondera su peso. El paciente verá que conforme pasan las semanas, la balanza con la cual lo mide el profesional irá mostrando parámetros que disminuyen según transcurren los días de tratamiento. Si no hay información suficiente que pueda poner sobre aviso a nuestro paciente, continuará en su peso original absorbiendo la ficción de estar ciertamente en un proceso de adelgazamiento. Sin dudas sobrevendrá el momento en que algún allegado le indicará a nuestro desdichado paciente que no ha evidenciado cambio alguno desde el inicio del tratamiento, y es probable que haya un conflicto ante la cruda evidencia de la verdad: ¿Nuestro paciente habrá realmente bajado de peso si de un mes a otro, debido a los parámetros cambiantes de la balanza con la cual se mide, observa que antes pesaba 150 Kilogramos y ahora tan solo 100?

Para que en nuestro ejemplo pueda ser alcanzada la meta de adelgazamiento preestablecida, deberá formalizarse un protocolo de seguimiento serio y responsable. Y nuestro paciente al menos deberá observar si la vestimenta que ajustaba la simetría de su cuerpo pasó a quedar holgada luego del supuesto cambio de peso, o continúa con el mismo calce. Si los datos que muestra la balanza decrecen, a la vez que la ropa que contiene su cuerpo se torna imposible de calzar, se vislumbrará un problema, y puede ser relativamente sencillo detectar rápidamente quien o que cosa es el causante de tal anomalía. En nuestro caso, el profesional responsable que optó por cambiar la escala de medida con la cual traza el seguimiento del paciente, descartando la opción por mejorar el estado del mismo vía una dieta progresiva y el cumplimiento estricto de metas a ser alcanzadas, tal cual sería el objetivo.

Volviendo al tan repetitivo tema de la competitividad, debemos decir claramente que solo se gana competitividad produciendo hoy más y mejor de lo que lo hacíamos ayer con los mismos recursos: Y aquí la palabra es productividad; solo se puede ganar competitividad si mejoran los niveles de productividad.

Creer que hemos ganado competitividad porque ahora podemos, potencialmente, vender más al extranjero de lo que el extranjero puede vendernos debido a la pérdida de sustancia del número con el cual nos medimos en el comercio internacional, es exactamente lo mismo que creer que hemos adelgazado luego de que un cambio en los números de la balanza con la cual nos pesan, nos muestran hoy, un número inferior que el observado ayer.

¿Hasta cuándo continuaremos construyendo una ficción montada sobre un concepto anómalo, creyendo una y mil veces que tocando esos parámetros, dejaremos atrás nuestros históricos dilemas de escasa competitividad -que ha ciencia cierta no son otra cosa que la muestra objetiva de nuestra escasa productividad-?

viernes, 21 de marzo de 2014

Riqueza, Pobreza y Competencia.

Una explicación al respecto de la pobreza y la estructura económica que, espero, puedan comprender todos, o la mayor cantidad de personas posible. Voy a parangonar la productividad de una economía con el desarrollo de una carrera de Fórmula 1.

Como es sabido –aunque hoy es puesto en duda-, la Fórmula uno es la categoría máxima del automovilismo mundial, por lo tanto, quienes tengan un lugar ahí, estarán en la élite de sus respectivos conocimientos y desarrollos. Como sabemos también, en la categoría hay equipos que prácticamente están condenados a ser meros participantes, aunque su objetivo pasa por mantenerse ahí, en el pináculo: Son cola de león, y de alguna manera prefieren ese estatus a ser cabeza de ratón; ser últimos en Fórmula uno en muchos aspectos es mejor a ser primeros en Fórmula Máster, y es más duro ser el último de los primeros que el primero de los últimos.

Para que un vehículo pueda largar una carrera de Fórmula uno, no debe ser más lento que el 7% de la velocidad del vehículo más rápido. Un ejemplo; si la vuelta del vehículo más velos al momento en que clasifican para largar la carrera es de un minuto –el tiempo más veloz de todos los que realizan una vuelta completa a ritmo lanzado-, el auto más lento no puede largar si no da la vuelta en, al menos, 64,2 segundos –se descuenta el 7% que serían 4,2 segundos-. O sea, si lo hace en un minuto 4 segundos y dos décimas -64,2 segundos-, no larga, queda excluido. ¿Por qué? Precisamente porque su lentitud lo hará transformar en un estorbo para el espectáculo, para la competencia, poniendo en riesgo de accidente la misma entre otras cosas –como no cumplir con el estándar velocista que la categoría prevé-.

Un punto aquí, imaginemos que “los ricos” son el techo y medición de parámetro de “los pobres”. Cuando más veloces los equipos ricos, más necesitaran mejorar velocidad los equipos pobres. Esto puede lograrse en parte porque los equipos ricos transfieren material ya probado a los equipos pobres cuando descartan por otros nuevos, así, la transferencia técnica más la experticia e ideas con escasos recursos de los equipos pobres, logran que éstos mejoren proporcionalmente van mejorando los ricos. Suele suceder que de tanto en tanto, equipos de cola muestran avances importantes haciendo rendir más los viejos materiales de lo que lo hacían rendir en su momento los equipos ricos cuando los utilizaban. De esta manera y bajo esa dinámica, muchas veces, el incentivo de los ingenieros jóvenes en los equipos chicos crece y es el combustible que los mantiene activos y atentos a nuevas ideas, puesto que éstos son una especie de vidriera para los más grandes. Cuando este tipo de ideas y saltos aparecen, los equipos grandes solicitan a los pequeños esos ingenieros –muchas veces intentan robarlos con suculentas cifras bien tentadoras-. En paralelo, y si los equipos pequeños ha conseguido previamente –gracias a esas ideas que se plasmaron en pista-, el golpe de efecto suficiente para captar una esponsorización acorde y de la mano de haber sido un equipo revelación, muchas veces retienen ese acervo de conocimiento pudiendo mejorar el pago de esos ingenieros y comienzan a avanzar en la grilla, llegando a competir con los grandes. Ha sucedido muchas veces, y de hecho volverá a suceder. Ahora imaginemos a una economía.

Como es históricamente innegable, la separación entre ricos y pobres es uno de los grandes temas que siempre están presentes; ¿Qué cosa es lo que separa a estos extremos? ¿Cómo acortar esas brechas? ¿Cuáles son los incentivos para hacerlo y de qué manera incorporarlos? ¿Qué estado se puede definir como riqueza y cual como pobreza?

Aquí una de las cosas que siempre es motivo de discusión es la mirada en términos absolutos o relativos del fenómeno. Y también aquí suela apelarse a la metáfora de la cola del león y la cabeza del ratón. Desde la visión relativa suele sostenerse que un pobre en estados Unidos tendría el nivel de consumo y las necesidades resueltas en mayor medida que un rico en la República de Chad; el primero correría en la categoría máxima cumpliendo la regla del 7% en tanto que el segundo correría en una categoría zonal. Sin embargo, el pobre en Estados Unidos, innegablemente, es efectivamente pobre y compararse con el ciudadano de Chad no lo hace rico y es deseable que tanto uno como otro salgan definitivamente de ese estado. Sin embargo no hay que perder de vista que sus pobrezas se miden con el techo que ha generado la riqueza: Cuanto más alto el techo de generación de una economía, tanto más alto el piso con el que se mide la pobreza; las necesidades básicas de la república de Chad pasan por ver cómo mantener la vida más allá de los 40 años de edad. Las necesidades básicas de Estados Unidos pasan por cambiar el nivel proteico de la dieta, elevar la cantidad de metros cuadrados de vivienda con comodidades estándar, poder acceder a un medio de movilidad independiente y poseer conectividad. La alimentación, la protección contra las inclemencias naturales, el resguardo ante el frío en invierno y el solaz ante el calor en verano, suelen ser un aspecto ya suplido (no olvidar los homeless, los hay en todas las economías y en todo momento histórico, lamentablemente).

¿Qué es lo que hace que una persona que pertenece al sector denominado pobre de un lugar, esté en mejores condiciones que otra denominada en la misma categoría en otro? Reitero, el techo con el cual se miden.

Si en el ejemplo la búsqueda de mayor velocidad de los equipos fuertes en cierta medida beneficiaba al impulso de los equipos débiles, en la economía sucede lo mismo. La búsqueda de mayor ganancia mediante la competencia del sector empresarial vía innovación, eleva el techo de productividad estructural de la economía acelerando el proceso de transferencia de bienes y servicios que van siendo captados por todas las capas de la población. Los costos bajan progresivamente y, con ellos, los precios, transformando así en accesibles bienes que anteriormente eran una utopía poder ser alcanzados por las capas inferiores de consumo. En 1991 un giga de almacenamiento costaba aproximadamente unos 10 mil dólares, hoy lo podemos adquirir multiplicado por 8 en un pendrive que a precio de mercado no cuesta más allá de 80 pesos -lo que en 1991 hubiera costado 80 mil dólares hoy lo adquirimos con tan solo diez dólares-.

De la misma manera, en la medida que la competencia se acelere y los jugadores pretendan mantener ciertos estándares de excelencia, el proceso se realimenta dejando atrás los círculos de pobreza eterna. Sí, la pobreza absoluta parece no encontrar una salida; de la misma manera que no todos pueden ganar en una carrera de Fórmula 1 -y menos aún hacerlo todos al mismo tiempo-, no todos podemos ser ricos en extremo y al mismo tiempo. No al menos en este tramo de la historia de la humanidad.

Solo los incrementos de productividad son los responsables de sacar a la humanidad de la pobreza, no existe otra cosa; el voluntarismo solo la ha sumido en luchas, desencuentros, desconcierto, desidia y, finalmente, pobreza.

Es paradójico que siguiendo los mismos parámetros, alguien con ideas afines al socialismo comunista que lea este escrito, seguramente detestaría mi posición. Sin embargo, se identifica con un sistema que se ha caracterizado por agrandar la brecha que entre los extremos se presenta. En efecto, cuando cae el muro de Berlín, pudo observarse cruda y cabalmente que solo unos pocos burócratas podían vivir como una persona de clase media en una sociedad capitalista y el resto de la sociedad vivía como lo había hecho el sistema de mercado casi medio siglo antes; en 1990 vivían rodeados de artefactos similares a los que el mundo capitalista había descartado en 1950. Y, finalmente, el extremo pobre de esa sociedad socialista, en la categoría de los homeless del mundo capitalista; recibiendo limosna del turismo y palos de la policía en la plaza roja. .

¿En qué está pensando un comunista cuando ataca una postura realista sobre la acción de producción y transferencia vía incentivos tildando a ésta como una apología de los poderosos contra los desposeídos a la par de estar buscando un igualitarismo que ha demostrado una y mil veces que decanta en pobreza generalizada?

Por momentos creo que piensa, una y otra y otra vez, en jugar en las categorías chicas. Se sabe apto para ser líder en un entorno de baja altura, y se sabe tan solo un elemento ínfimo y efímero en una sociedad de techo alto.

miércoles, 19 de marzo de 2014

INFLACIÓN HETERODOXA

Para algunas -bastantes-, personas que se dedican a analizar la cosa económica y son, por así decirlo, oficialistas, la inflación se define como: "Una construcción histórica". Es increíble.

Realmente increíble que haya lectores que creen que pueden tomar esa definición como algo serio. ¿Acaso no podríamos decir que "la emoción ante el triunfo es una construcción histórica" o que "el miedo al rechazo es una construcción histórica"? Obviamente, sí. Pero precisamente, el punto, creo, es que pareciendo decir mucho, en realidad no se dice nada, y muchos de los oficialistas -o no tanto-, que coquetean con esa cosa a la que llaman progresismo, se comen esa apariencia conceptual voluptuosa y hasta osan regodearse ante nosotros con cierta petulancia intelectual, sin advertir que solo acarician un vacío total y completo, que los lleva siempre a no decir absolutamente nada que pueda dejar algo de fertilidad como conocimiento. Volvamos a pensarlo: "la inflación es un a construcción histórica"; ¿Te dice algo?

En realidad se diría algo -aunque con una apariencia conceptual mucho más humilde y sin tanta petulancia, es cierto-, si decimos, sencillamente, que la inflación es un proceso mediante el cual el medio generalmente aceptado por una sociedad para realizar sus intercambios, comienza a perder aceptación general: No hay mucho más que eso; LA INFLACIÓN EN ARGENTINA ES LA PERDIDA DE ACEPTACIÓN DEL PESO COMO MEDIO DE PAGO, RESERVA DE VALOR Y UNIDAD DE CUENTA.

Quienes descansan en pesarla como una "construcción histórica", luego achacarán la suba del nivel de precios a la mano negra de los oligopolios y las corporaciones, deglutiendo la apariencia del fenómeno y no advirtiendo que lo que ven como subida de precios, en esencia es una perdida de valor del dinero. Hay que dejar en claro que seguir con esa cantinela es continuar esquivando el problema sin atacar su verdadera causa.

No obstante esto, ya hay sesudos analistas -oificialistas y de los otros-, que proponen como "medida heterodoxa" un ¡¡ CONGELAMIENTO DE PRECIOS!!. Es increíble...

Pensar en un congelamiento de precios a esta altura del siglo XXI es algo así como proponer para el mejoramiento tecnológico de la marina mercante y bajar los costos de transporte y velocidad de traslado, la incorporación de astrolabios en reemplazo de los navegadores GPS...

Hilarante penumbra heterodoxa...


jueves, 6 de marzo de 2014

Víctor Hugo Morales y la Economía

"Una cosa es consumir y otra muy distinta es consumismo, si un hombre se compra su primer auto usado luego de hacer un esfuerzo para llegar y disfrutarlo, eso es consumo, y podemos decir que está muy bien. Pero si otro se compra su tercer auto cero kilómetro en tres años, eso es consumismo, no tiene necesidad de mantener ese nivel de consumo. El consumismo es algo nocivo para la sociedad".

Tal cual una de las reflexiones de Víctor Hugo Morales hoy en un tramo de sus seudo sesudos pensamientos. Mientras lo escuchaba no lo podía creer.

Es increíble como un personaje se pone a hablar de cualquier cosa sin tener la más mínima idea de lo que está diciendo. Tiene un micrófono en un horario central y escupe esa basura para que muchos incautos luego repitan como loros una cosa que no es más que una abominable pretensión dirigista sobre la vida de las personas, cimentada sobre un profundo desconocimiento de lo más mínimo que implica el mantenimiento del poder adquisitivo en su máxima optimización.

Un auto usado generalmente resulta operativamente más caro que un auto nuevo, por lo cual es conveniente, una vez que se llega al nuevo, cambiarlo cuando este comienza a amortizarse. Quien compra el auto usado viene detrás y no podría llegar a él si primero no hubo quien lo compró nuevo. Solo la estructura impositiva incosteable para quienes llegan al auto nuevo, hace de barrera para que el trabajador que debe comprar usado, no pueda hacerse con uno nuevo.

¿Por qué este diletante ideologizado no se dedica a analizar fútbol sin más, que creo, es de lo que realmente sabe?


miércoles, 5 de marzo de 2014

UN CAMBIO DE PARADIGMA

Desde 2014, los motores que impulsarán a los Fórmula Uno dejarán de llamarse, como hemos acostumbrado, "motores" y se denominarán "Power Unit" (unidad de potencia). Seguramente el lector estará pensando: "pero que idiotez". Me permito entonces un par de párrafos para mostrar que no estamos ante ninguna idiotez, sino por el contrario, estamos ante cambios profundos en la estructura de producción y transferencia técnica y tecnológica de una rama de producción altamente madura.

Para no transformar en un largo tedio la argumentación, me valdré de una analogía que tiene a la máquina de escribir como eje articulador de la misma. Pensemos entonces en el intermedio técnico que pudo evidenciarse cuando la máquina de escribir mecánica se escindía complementando con la aparición de la máquina eléctrica y venía la computadora en forma masiva. Una de las características era la reducción de la cantidad piezas móviles, con la consiguiente mejora en la reducción de posibles desperfectos -quien no se habrá malhumorado con una letra que quedaba siempre trabada y había que ensuciarse las manos con tinta cada vez que se metían los dedos para destrabar el brazo de empuje que conectaba la tecla mecánica con la punta de la letra que llegaba al rodillo en donde estaba el papel-. Es cierto que no era lo mismo una máquina de escribir eléctrica que una computadora, pero fue precisamente ella la antesala de lo que luego sería el formato WORD adosado a una impresora. La nueva tecnología permitiría abrir un nuevo campo de desarrollo con todas las bondades en productividad y demás.


Bueno, entonces para que tengan en cuenta aquellos que creían que un cambio de nombre no dice nada, estos nuevos artefactos denominados "Power Unit" serían hoy, algo muy similar a aquellas máquinas de escribir eléctricas ayer, respecto a la estructura de cambios que se avecina en esa parte de la producción de la rama automotriz. En un par de décadas las piezas móviles como las hemos conocido por más de 200 años en la técnica mecánica serán solo un recuerdo y se expondrán en los museos. Los nuevos motores que abren esta nueva era, son el intermedio a lo que devendrá como cajas compactas de erogación de energía en unos años. Chau a las inyecciones electrónicas, los pistones, las correas dentadas, los blocks, las válvulas y todo lo que hemos visto cuando abrimos un capó: eso será como una vieja máquina de escribir al lado de una moderna tableta. ¿Se entendió?





martes, 4 de febrero de 2014

EL CULPABLE ES EL AHORRO...


Jorge Capitanich ha culpabilizado a los ahorristas de "demasiado avaros" y los ha puesto, también, en el paredón de fusilamiento conceptual como copartícipes de la desestabilización. Unos puntos a este respecto entonces.

De manual: "El ahorro es la diferencia entre el ingreso disponible y el consumo efectuado por una persona, una empresa, una administración pública, entre otros. Igualmente el ahorro es la parte de la renta que no se destina al consumo, o parte complementaria del gasto."

De la calle: "El ahorro es la base de la fortuna"

En esencia, el ahorro se da en el proceso mediante el cual se mejora la productividad de una economía, si ayer necesitábamos 5 horas para producir un bien, y hoy necesitamos 2 horas, hemos ahorrado 3 horas que han quedado liberadas para producir otros bienes, o más de ese bien. Por lo tanto, el ahorro es la base del crecimiento y el desarrollo de la producción para consumo posible de una sociedad que avanza y diversifica. Por eso es que no hay sociedad rica sin que haya incrementos de productividad, como tampoco hay acumulación de ganancias, de capital, de bienes y servicios sin ello.

El gobierno pretende hacer creer a todo el mundo su propia mala interpretación de ahorro -de la que solo ven la manifestación nominal aunque sesgada por la impresión excesiva de dinero, y de ahí la inflación-. Más claro; el incremento de productividad, en la medida que libera tiempo para producir más, llegará a reflejarse en ahorro nominal en forma de dinero, en tanto ese poco más que pueda producirse, efectivamente se haga y se demande dinero para ser tranzado en el mercado.

Si se inyecta dinero sin incrementos de productividad para, precisamente, mejorar los incentivos de las personas y las empresas en pos de incrementar productividad, se está invirtiendo el sentido y el proceso. De ahí la inflación y los descalces, la confusión y los déficit públicos, la corrida cambiaria, las persecuciones a los remarcadores, los señalamientos y demás.

El ahorro es bueno, muy bueno. El gobierno, practicando su mala interpretación del mismo, ha profundizado todo lo inverso. La productividad del sector público ha decrecido, a la vez que se ha incrementado la oferta de papeles en formato dinero. Como todo se infla, ahora pretenden culpabilizar a quienes ahorran -cuando en realidad no se está ahorrando en argentina-. Los culpables son quienes ofrecen papeles pintados que se interpretan como ahorro, cuando a ciencia cierta no lo es.

Es mucha la confusión que hay, tal vez demasiada...

Vamos por todo! O de como raspar el fondo de la olla...


Se hicieron de la caja ANSES con todo el fondo de las AFJP, manejando cientos de miles de millones de pesos anuales y teniendo participación accionaria en el grueso de las empresas más importantes del sector productivo argentino. Luego, como no alcanzó, se hicieron con el Banco Central, que poseía 50 mil millones de dólares de los cuales quedan 27 mil y descendiendo -parece que tampoco les alcanza-. También se hicieron con la tercera parte de toda la ganancia de todo el complejo productivo del sector primario argentino -y sin afrontar ningún tipo de riesgo-. Se hicieron con YPF para apoderarse del mercado de los hidrocarburos. Se hicieron de Aerolíneas para apoderarse del mercado Aéreo. Se hicieron con un proporcional que llega hasta los salarios más bajos con el congelamiento de la movilidad del impuesto a las ganancias en un contexto inflacionario que ellos mismos empujaron.

Sin embargo, descaradamente, creen que Juan José Aranguren, una persona que preside la subsidiaria argentina de Shell, que podría tener un valor de mercado de diez mil millones de dólares (cifra que no llega ni a la vigésima parte de lo que maneja el gobierno), es quien pretende "desestabilizarlos". Indican con desparpajo mediante un vocero títere que los empresarios son los conspiradores de un pobre gobierno que está cercado por los malos -manejando todo lo que anteriormente se ha mencionado-.

¿Puede alguien creer esta nueva idiotez en formato de guión político institucional? Creo que solo una persona aniñada o sumamente confundida y cegada puede hacerlo.

 

domingo, 26 de enero de 2014

EL PROBLEMA DE KICILLOF EN UN PÁRRAFO.


¿Cual es el problema con Kicillof? Te lo cuento en un párrafo.

El problema de este muchacho es que no soporta no poder controlar la vida de las personas, los precios del mercado, las decisiones voluntarias y la acción humana, desde ese estado emanan sus nervios, señalamientos, gesticulaciones e idioteces. Ve fantasmas por todos lados, desafía la ley de gravedad porque deglutió entero el verso hegeliano de la idea dominante encarnada en la construcción de las ideas del dominado, y entonces cree que, cuando no funciona su recetario económico (que no es más que una trenza de ajo para ahuyentar vampiros), es porque la gente se comporta con la cabeza lavada por los mecanismos automáticos enseñados por el sistema dominante (el cual aún estaría enquistado en el subconsciente de los súbditos que padecen de una gran ensoñación). O sea: Este pueril muchacho cree que en realidad lo que anda mal es el mundo entero; y está convencido de poseer el antídoto para despertar a toda la humanidad del gran letargo. Aunque reitero; solo posee una trenza de ajo.

Eso es todo. Espero haber sido claro.




viernes, 17 de enero de 2014

Se sugiere cuidar los precios.

Todo el tema de los "precios cuidados" que ha impulsado el gobierno tiene algo de positivo, me explico.

Quienes están a favor de esta medida y la defienden a capa y espada, están reconociendo implícitamente que el sistema de precios es el único y mejor "asignador de recursos" y "mecanismo re-distribuidor" -aunque aún no han logrado captar el concepto y menos aún la realidad desde donde emana el mismo-. Al centrar sus esfuerzos en los precios, reconocen la importancia de los mismos. O sea, con su acción están reconociendo implícitamente que no se trata de un problema de voluntad política (como creen), sino uno de nominalidad económica (que aún no perciben). Y se puede evidenciar esto tan solo mirando la dirección a la que apunta el esfuerzo que están haciendo, que es, precisamente; controlar precios -acción estéril por cierto-.

Ya reconocido implícitamente que los precios son las mejores y únicas señales de mercado para que las personas definan sus decisiones, viene el tema de la vigilancia. En cuanto a ésto, aún les falta percibir que la mejor forma de "cuidar los precios", es dejándolos libres.





martes, 7 de enero de 2014

Tipo de cambio y bandazos largos.

Imagina que estás agarrando una soga de 5 metros de longitud que tiene atado a su extremo un balde con agua y comienzas a dar giros -supongamos que no te agarran mareos girando y girando-. Imagina ahora cómo sería la proporción del movimiento del balde en la punta de la cuerda, ante pequeños movimientos hacia arriba y hacia abajo de tu brazo. Probablemente el balde se mueva un par de metros hacia arriba y hacia abajo con tan solo unos centímetros de tu cambio en la posición del brazo. Así, cuanto más larga es la soga, pequeños movimientos en tu mano generarán grandes cambios en la posición del balde -y los cambios serán proporcionalmente más grandes respecto movimientos más pequeños cuanto más larga es la soga-. Si por caso la cuerda que tienes en tu mano tuviera una longitud de 5 mil metros, un giro tuyo de pocos centímetros, haría recorrer miles y miles de metros al balde, tan solo un par de milímetros de cambio hacia arriba o hacia abajo en la posición de tu brazo, puede hacer mover al balde en el otro extremo cientos o miles de metros hacia arriba o hacia abajo. Teniendo en cuenta esto, ahora vayamos con la misma estructura mental a pensar un poco en el tipo de cambio.

Cuando el peso está en simetría nominal respecto al dólar (uno a uno), una devaluación de 20% te lleva a un nuevo cambio de 1,20 pesos por dólar y una de 100% te lleva a dos pesos por dólar.

Sí, ya sé, estás pensando que eso es una obviedad y que chocolate por la noticia, y tenés razón. Aunque ahora agreguemos un cero a la cuenta –alargamos la cuerda-; cuando el dólar cobra fuerza y empuja a una nueva simetría de 10 pesos por dólar, una pequeña corrección de 10% te lo lleva a 11 pesos, una de 20% a 12 y así sucesivamente. Claro, nuevamente, chocolate por la noticia, que simple, pero no olvides de pensar en el ejemplo de la cuerda.

Si seguimos pensando en los cambios porcentuales de la segunda simetría (la de la cuerda más larga), manteniendo la misma proporcionalidad que en la primera, comienzan a reflejar nominalmente un gigantismo que apabulla, es inevitable poner en tensión al mercado, dado que comienza a bandearse como el balde lo hace en su extremo ante pequeños movimientos de tu brazo con la cuerda larga. Así, los ahorristas y operadores de mercado de repente se transformasen en una especie de Suricatas vigilantes.

Eso empuja inexorablemente expectativas y es inevitable que la gente intente cubrirse de los bandazos asimétricos (que a mayor asimetría cambiaria nominal, mayores bandazos ante pequeñas movimientos, especulaciones o medidas de política económica). Habrá quien gane mucho en este juego, y habrá quien pierda otro tanto. Claro, de la misma manera en este juego de proporciones constantes y diferencias nominales, el poder de fuego puede nutrir la ganancia: Cuanto más volumen de juego, mayores dividendos manteniendo los mismos estándares proporcionales; si jugás con 1 millón de dólares, tenés una cuerda larga, y el 10% de ganancia serán cien mil en el otro extremo. Si jugás con 10 mil dólares, tenés la cuerda corta; confórmate con mil.

El punto parece ser que desde el ministerio de economía pretenden tener controlado el balde del extremo de una cuerda que no solo es larguísima ya, sino que también los ha mareado de tanto dar vueltas y vueltas sin siquiera saber dónde está el balde y hoy solo sienten su peso.

Argentina, Derechos Humanos y Freezers

¿Para qué y por qué el ser humano inventó la tecnología de enfriamiento?

Entre otras muchas cosas, principalmente para mejorar el comercio de ultramar. Los animales debían viajar vivos en los barcos, dado los tiempos de viaje, si lo hacían faenados, la carne llegaba podrida o tenía un proceso de salazón que le hacía perder todas sus propiedades, cuanto que parece ser, no la querían comer ni los esclavos obligados so pena de látigo. Pero también, al viajar el ganado en pié -vivos-, había que llevar también el alimento para mantenerlos todo ese tiempo (otros animales para que coman o granos durante un mes) lo que era un lastre totalmente improductivo elevando los costos de transporte.

Aparece así la posibilidad de enviar la mercadería perecedera en estado congelado, mejorando la calidad y cantidad de circulación de alimentos a todo el globo. Así, pudimos comer frutas exóticas de lugares recónditos, y en esos lugares, pudieron comer carne de primera calidad de la que no disponían, entre otras miles de ventajas y mercaderías.

Luego, el proceso de mercado y el emprendimiento empresarial, sobre la base de la búsqueda de una ganancia, desarrolló nuevas formas técnicas de ese conocimiento industrial, decantando en la producción y ofrecimiento de refrigeradores domiciliarios. Por caso entonces, el objetivo de un freezer es, precisamente, el de conservar por largos períodos mercadería para ser consumida sin que perezca en el corto plazo. Por lo tanto, es ilógico comprar un freezar para utilizarlo solo para el día a día, quien tiene uno, precisamente, lo utiliza para almacenar, independientemente del carácter de opulencia con el cual una mirada pobrista paranoide puede analizar el proceso.

Pero llegó un día, en un país llamado Argentina, que una tal Hebe de Bonafini se puso a hacer análisis económicos y dijo indirectamente; "los freezers deberían estar vacíos".

Y un séquito de aduladores improvisados la oyeron y creyeron que lo dicho era algo útil, justo y bueno; algo revelador que alguien debía decir pero que nadie se atrevía...

Sí, es muy difícil atreverse a decir tamaña estupidez e incongruencia, solo Hebe puede hacerlo...

viernes, 3 de enero de 2014

Corriendo tras los precios, una vez más...

Hace unas horas se ha dado a conocer un nuevo paquete de control de precios en Argentina. Al respecto de tal altruista intención burocrática, no tengo otra opción que ahondar -superficialmente- en algunas categorías que tiene que ver con el conocimiento, su construcción, utilidad, complejidad y corroboración. Mi intención, no tan altruista como la del nuevo equipo económico, es tan solo poner un poco de luz a lo que hace miles de años el hombre viene acumulando e intentando, concluyendo cada paradigma hasta donde éste permita luego de miles y miles de pruebas y errores, más allá de otra de las características humanas; especializarse en tropezar con la misma piedra en forma permanente, casi como un movimiento eterno al cual estamos condenados. Espero que los próximos párrafos dejen entrever por donde viene cabalgando la ironía.

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¿Cuál sería el peso teórico de la tierra? Si concluimos como lo han hecho los físicos, que el peso es masa por aceleración, creo que el planeta pesa más o menos 6 mil trillones de toneladas.

Ese peso es teórico puesto que el concepto de peso lo estamos desarrollando sobre la base de suponer al planeta apoyado en una balanza que trabajaría con la gravedad del propio planeta tierra. Pero como eso es imposible, se hacen los cálculos teóricos. Es algo así como que en realidad la tierra no pesa nada hasta tanto no se acerque efectivamente a algo que la atraiga (hay que decir que todos los cuerpos se atraen, la masa de mi cuerpo lo hace con respecto a la tierra y su influencia sería algo así como 0,000000001 y la tierra influye sobre mí con una fuerza totalmente opuesta 100000000, por eso no puedo salir de su influencia tan fácilmente a no ser que lo haga en un cohete que me impulse a salir generando una contrafuerza mayor a la de atracción terrestre)*.

También podemos calcular su peso en términos de otra cosa, siempre en caso de estar la Tierra siendo atraída -influenciada- por una fuerza de gravedad mayor (de la misma manera que ella lo hace con nosotros, ahora algo más grande lo hace con ella). De ser así, ya no estaría orbitando otro astro (como el sol) y caería hacia esa atracción mayor; en ese caso ya no podríamos calcular nada porque estaríamos muertos. Aunque también puede estar sucediendo que el planeta tierra esté encaminado y cayendo hacia algún centro de gravedad mayor sin que nuestra percepción alcance a vislumbrar el proceso. Nuestra imposibilidad de percibir el fenómeno puede radicar en la variable tiempo; una atracción y caída que para nosotros transcurriría en decenas de miles de millones de años, puede ser un espasmo efímero en los términos astrales -infinito en la percepción humana-. Para decirlo en forma más clara; los últimos 5 mil millones de años de nuestra existencia respecto de la posibilidad de percibir una atracción sobre el planeta en el que vamos montados, serían en los términos universales algo así como la primera mil millonésima parte de un segundo en el comienzo de la caída de nuestro cuerpo cuando nos tiramos de un trampolín en el que tardamos 5 segundos hasta tocar el agua.

Si hemos captado todo hasta aquí, entonces, ya hemos visto que intentar diferenciar conceptos como peso teórico de peso real (tocando también peso específico, porque no), y separarlos debidamente de la necesaria consciencia de saberlos como resultados de un constructo mental para hacer una operación que sirva para influir sobre un fenómeno (y todo ello sin olvidar la filosofía que nos lleva a comprender y crear no solo aquel constructo sino también a captar la relación entre la permanencia y el cambio), no es una tarea sencilla que pueden hacer cuatro o cinco personas desde la nada. Es algo que ha llevado miles de años de conocimiento -pre-científico, científico y hasta religioso-, en el cual se monta y entrelaza una increíble estructura filosófica para dar cuerpo a marcos teóricos con las dosis de humildad necesarias para captar nuestra ignorancia adecuada. Y, si hemos captado todo, ahora mi pregunta.

¿Podemos indicar cual es el precio teórico del pan y la canasta de consumo presentada hace unas horas? ¿Y el precio cuidado? ¿Y el precio revelado? ¿Y el precio acordado?

Una vez hecho esto, lo último que solicito es un intento por ver cual sería el peso cuidado de la tierra, el peso relevado y el peso acordado.

¿Se captó?**

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*Los números incorporados son tan solo un dato demostrativo, no son datos exactos que remitan al fenómeno, sino intentan mostrar de una manera sencilla el desequilibrio de fuerza. 

**Para los que luego de haber leído esto lo primero que les viene al pensamiento es que no es lo mismo la física que la economía, no tengo más remedio que recomendar la lectura: "El Burgués Gentilhombre" de Molière...